Dice un proverbio inglés que "si no puedes batir a tu enemigo, únete a él". Es lo que han hecho los verdecillos (Serinus serinus), unas aves que han colonizado la mayoría de las regiones urbanas europeas.
"Estas aves pueden emplear hasta el 60% del tiempo en cantar a niveles de 70 decibelios, pero a partir de ese nivel empiezan a cantar menos, porque al dedicar más tiempo al canto pueden despistarse en otras tareas importantes como estar atentos a los depredadores o a otros verdecillos", explica el investigador del CSIC, Mario Díaz, del Museo de Ciencias Naturales.
Según el estudio, el ajuste a los niveles de ruido indica que cantar conlleva riesgos. "Incluso aves que han colonizado ambientes ruidosos, como los verdecillos, pueden verse condicionadas por el aumento del riesgo asociado a compensar los efectos del ruido cantando", añade Díaz.
Estos resultados sugieren que podrían producirse cambios bruscos en la distribución de las aves al sobrepasar ciertos umbrales de ruido. Incluso, añaden los investigadores, los pajarillos cambian rápidamente su comportamiento en función de la variación del nivel de ruido entre los días laborables y fines de semana.
Respuesta a cambios globales
La investigación se hace eco del creciente interés de la sociedad sobre la posible respuesta de los organismos a los cambios globales provocados por la acción humana en el funcionamiento del planeta.
"Casi todas las predicciones son bastante catastrofistas, porque en general no contemplan la flexibilidad de los organismos a los cambios de su entorno", señala el investigador del CSIC.
No obstante, "nuestro trabajo muestra que las especies pueden compensar estas variaciones mediante comportamientos flexibles, pero solo hasta cierto punto", continúa Díaz.
Según los científicos, conocer sus respuestas ante los cambios, permitirá realizar predicciones más fiables sobre su futura distribución, así como los cambios de comportamiento de las especies mediante el manejo del ruido ambiental.
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