Cuando de repente encontramos en nuestro aviario un pájaro enfermo la primera idea que nos asalta es que se trata de un germen (infección) o un parasito (infestación) y por consiguiente, que estamos en grave riesgo de contagio al resto, provocándose así una epidemia.
La realidad es que esto no suele ser cierto en la mayoría de los casos.
Parece ser que en el 40% de las necropsias dan como causa de la muerte o de la enfermedad otro tipo de causa y que solo en el 60% restante se justifica una infección o infestación y no siempre contagiosa. La enfermedad o muerte de un pájaro se debe en muchas ocasiones a accidentes o desordenes digestivos donde los gérmenes y parásitos juegan un papel secundario o casi nulo.
No obstante y a modo orientativo dentro de las afecciones infecciosas destacan las respiratorias, viruela, salmonelosis, peseudotuberculosis, colibacilosis y psitacosis. Pero hay una dificultad, el diagnostico sobre un animal vivo es muy difícil ya que los síntomas son todos muy parecidos. Síntomas no obstante que facilitan el reconocimiento de la enfermedad, abatimiento, embolado, jadeo, pico abierto, etc son síntomas de enfermedad.
Por ello es muy importante que antes de tomar medidas de las que nos podamos arrepentir averigüemos lo más posible de lo que esta sucediendo en la realidad y no en nuestra fantástica imaginación. Además, esta información es imprescindible para en el caso de que recurramos a nuestro veterinario o amigo y criador experimentado.
Para ello debemos tener en cuenta muchos aspectos de lo que ha ocurrido con anterioridad a la presentación de la enfermedad desde hace incluso 15 días. Los cambios que se han producido en el hábitat incluido la alimentación del animal, la situación de este y algo muy importante; ¿a que achacamos nosotros la presentación del problema?.
La moraleja, que ante la enfermedad que no cunda el pánico porque posiblemente sea un caso aislado y no infeccioso.
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